Madrileño de 33 años, natural de Torres de la Alameda, Fernando Adrián sabe lo que es tocar la gloria aun sorteando las piedras del camino. Apunto estuvo hace unos días de abrir su cuarta puerta grande en Madrid.
"Vivir lo que viví el otro día, creo que fue algo histórico, algo dentro de lo que pueda lograr y sé que voy a lograr en esa plaza, pero hay faenas que siempre tienen algo que las diferencia de las demás y que marcan".
Conocido por su destreza en el ruedo, Fernando también encuentra su paz y conexión interna en el campo. Desde pequeño, ha sentido una profunda relación con la naturaleza, un refugio donde puede reflexionar y agradecer por las bendiciones de su vida. "El día que desaparezca eso de mi cuerpo, creo que llegará el día que me tenga que retirar", reconoce, demostrando su compromiso con el arte del toreo.
La familia juega un papel fundamental en su vida. Aunque ya no tiene abuelos, guarda gratos recuerdos de sus abuelas y los momentos compartidos con ellos. "Cuando eres niño, lo más bonito es tu familia, tus siestas y meriendas", recuerda nostálgico. Su madre prefiere verlo torear en directo, sintiendo la emoción desde la cercanía.
De cara a su próxima corrida el domingo, Fernando se prepara mentalmente. "Siempre que voy a esa plaza me gusta ir desde cero", dice sobre su enfoque para cada actuación. Con la esperanza de que esta vez todo salga como lo planea, está decidido a plasmar todo lo que lleva dentro en el ruedo.
Con pasión y arte, Fernando Adrián aspira a triunfar en Madrid y continuar dejando huella en el mundo del toreo. Su historia es un testimonio de perseverancia y amor por una tradición que sigue viva en su corazón.