Mario Álamo y su pasión por las mariposas: un viaje al corazón de la biodiversidad
- En este paraje de San Sebastián de los Reyes, este biólogo ha registrado hasta 47 especies diferentes
En una soleada mañana, el biólogo e investigador Mario Álamo nos lleva a una expedición científica por la Dehesa Boyal de San Sebastián de los Reyes, un lugar que ha sido su laboratorio natural durante los últimos tres años.
Su enfoque ha sido el estudio de las mariposas, criaturas que no solo embellecen nuestro entorno, sino que también son indicadores clave de la salud ecológica. "Me parece que tenemos aquí una especie que es bastante bonita, llamada comúnmente Sofía y científicamente conocida como Issoria lethonia", nos cuenta con entusiasmo.
Este tipo de mariposas presentan un color anaranjado moteado de negro y su cuerpo verdoso, características que se deben principalmente a las escamas que cubren su cuerpo. ¿Cuál es la técnica adecuada para capturarlas? "Solo hay que cogerlas del tórax y no del abdomen, que es la parte más blandita".
La fascinación por estas criaturas no se limita a su belleza. "Suelen vivir alrededor de un mes. Esta que vemos aquí tiene las alas un poco más machacaditas; esto puede ser por ataques de pájaros o porque es un ejemplar un poco más viejo".
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Durante el recorrido, también identificamos otra especie, la Colias croceus, conocida por sus vibrantes colores anaranjados y negros. "El nombre 'croceus' proviene del azafrán", nos explica Álamo. Otra característica es que las venas en sus alas les permiten regular la temperatura corporal al exponerse al sol.
La Dehesa Boyal ha revelado ser un rico ecosistema para las mariposas. Mario ha registrado hasta 47 especies diferentes en este paraje donde antaño pastoreaban ganado. "Muchas mariposas tienen colores crípticos para pasar desapercibidas; a esta mariposa comúnmente se le llama musgosa", agrega.
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La pregunta sobre el sentido de estudiar estas criaturas surge naturalmente: "Nos ayudan a estudiar los efectos del cambio climático y nos permiten analizar el impacto en el resto de la comunidad de insectos en el entorno".
Lo que está claro es que cuidar de estas criaturas, además de un acto apreciativo hacia la naturaleza, es una necesidad para preservar nuestro ecosistema. La labor de investigadores como Mario Álamo es vital para entender y proteger el mundo que nos rodea.
