Detrás de las cifras de sintecho en Barajas hay historias con nombres y apellidos. Entre esos cientos de personas que viven en el aeropuerto les contamos el caso de Christian Vélez. Tiene 70 años. Es parisino. LLeva 19 años viviendo en aeropuertos, los últimos 7 en el de Barajas. Vivió 40 años en Madrid y cuando sus padres murieron regresó a Francia a casa de su hermana, pero ella le desahució. "Me dejó en la puta calle", se sincera.
Vino a España con una oferta de trabajo que nunca se produjo, le robaron sus pertenencias el primer día, y desde entonces la Terminal 1 se ha convertido en su casa. "Pasé aquí hasta la pàndemia. Es horrible porque tienes que estar con un ojo abierto toda la noche porque si no te roban todo", lamenta. Pese a ello, no pierde el humor. "Aquí la cama es durísima", dice entre sonrisas.
Pese a que está a punto de cumplir 70 años le gustaría encontrar un trabajo. "Fui vigilante de seguridad", recuerda. Ahora, subsiste gracias a la caridad de algunas personas que le dan dinero, aunque otras tienen una actitud bien distinta con gente como él. "Nos miran como si fuésemos basura", exclama con rabia.